Hace algunos años, tuve la oportunidad de ser docente en el MBA de la Universidad Sergio Arboleda,...
De Aristóteles al CRM: sin taxonomía no hay conocimiento, sin CRM no hay IA que sirva
Hace años, en un curso de Epistemología de la Ciencia durante mi posgrado en Docencia e Investigación Universitaria, aprendí cómo Aristóteles fue uno de los primeros en organizar el mundo mediante taxonomías.
Su idea era clara: sin categorías no hay conocimiento. Clasificó animales, gobiernos e incluso las formas de ser, porque entendía que la mente humana solo comprende cuando hay orden.
Hoy, al trabajar con CRM e inteligencia artificial, me doy cuenta de que seguimos enfrentando el mismo desafío: sin estructura, no hay conocimiento útil.
El CRM funciona como la taxonomía moderna de la empresa: organiza contactos, empresas, negocios y tickets en un marco coherente. Ese orden se convierte en la fuente cognitiva de la IA.
A esto lo llamamos “modelo de datos”. No pensemos en un concepto técnico de bases de datos, sino en un mapa de metro: cada línea y estación representa clientes, interacciones y oportunidades. Sin ese mapa, la IA no sabe a dónde ir.
Sin CRM, la IA se alimenta de datos dispersos y caóticos.
Con CRM, la IA entiende el mapa completo del cliente y puede predecir, personalizar y automatizar con contexto real.
Así como Aristóteles ordenó la naturaleza para hacerla comprensible, las empresas de hoy necesitan ordenar sus datos para que la IA genere valor real.
Si Aristóteles decía que sin categorías no hay conocimiento, hoy podríamos decir que sin modelo de datos no hay IA que nos sea realmente útil. 
La pregunta es: ¿estamos poniendo suficiente atención en la estructura de la información o seguimos confiando demasiado en la promesa de los algoritmos?